Tu testamento servirá para decidir a quién se quiere dejar los bienes y cómo repartirlos entre los herederos (no es obligatorio concretar qué se entrega a cada uno). Por ejemplo, un porcentaje para cada hijo que posteriormente se materializará con el inventario de bienes y deudas.
También puede legarse a una o varias personas u bien en concreto, ya sea a alguno de sus herederos forzosos o a otras personas o instituciones (siempre respetando los límites legales, como las legítimas, es decir, los mínimos que deben heredar por ley ciertos familiares).
Por último, el testamento puede incluir otras disposiciones: reconocimiento de hijos, establecer cómo organizar los trámites del fallecimiento (funeral, etc.) y otro tipo de cuestiones no patrimoniales.